miércoles, 28 de septiembre de 2011

"..respecto a la perseverancia de los santos"




Mis sentimientos respecto a la perseverancia de los santos son: que aquellas personas que han sido injertadas en Cristo por medio de una fe genuina, y que por tanto han sido hechas participantes de su Espíritu, poseen la suficiente fortaleza para luchar contra satanás, el pecado, el mundo y su propia carne, y obtener victoria sobre estos enemigos; aunque nunca sin la presencia de la gracia del mismo Espíritu Santo. Jesucristo mismo por medio de su Espíritu los asiste en medio de las tentaciones, y les ofrece el pronto auxilio de su mano, y proveyendo que estén preparados para la batalla, implorando su ayuda y no confiando en si mismos, Cristo les preserva de caer. De manera que no es posible para ellos, por ninguno de los subterfugios o engaños de satanás, ser seducidos o arrebatados de la mano de Cristo.

Abierta y genuinamente afirmo, que nunca he enseñado que un verdadero creyente pueda tanto total como finalmente apostatar de la fe y perecer. Aun así no negaré (al igual que muchos, muchos otros en la historia de la iglesia) que existen pasajes en las escrituras que parecen indicar este aspecto; y la respuesta a ellos que se me ha permitido ver no es el tipo de respuesta que me  permita aprobarlos en todos los puntos de mi entendimiento. Por otro lado, existen pasajes que muestran el otro aspecto de la doctrina y que son dignos de mucha consideración.  


The Works of Arminius
James Arminius

martes, 27 de septiembre de 2011

"..respecto a la gracia regeneradora"


Confieso que la mente del hombre natural y carnal se encuentra en tinieblas y oscuridad, que sus afectos están corrompidos y desordenados, que su voluntad es obstinada y desobediente, y que el ser en sí esta muerto en pecados. Y agrego a esto, que un maestro obtiene mi más alta aprobación cuando atribuye el mayor mérito posible a la gracia divina; siempre que defienda la causa de ella hasta el limite de no infringir daño a la justicia de Dios, y de no quitar el libre albedrío del hombre específicamente hacia hacer el mal.

De esta manera, atribuyo a la gracia el comienzo, la continuación y la consumación de todo bien, y llevo su influencia a tal extremo que un hombre, a pesar de ser regenerado, no puede concebir, desear, o hacer nada bueno, ni resistir siquiera una tentación, sin la gracia divina.

A raíz de lo anterior, se hará claramente visible, que por ningún motivo hago injusticia a la gracia, atribuyéndole (como se ha dicho de mi) demasiado énfasis al libre albedrío del hombre. Ya que toda la controversia se reduce a la respuesta de la siguiente pregunta: “¿es la gracia de Dios una fuerza irresistible?”, dicho de otra manera, la controversia no tiene que ver con aquellas acciones u operaciones que puedan ser atribuidas o no a la gracia (ya que he reconocido y enseñado cuantas de estas acciones u operaciones un maestro pueda haber enseñado) si no que se reduce estrictamente al modo de operación, si es irresistible o no. Con respecto a lo cual, creo, de acuerdo a las escrituras, que muchas personas resisten al Espíritu Santo y rechazan la gracia que se les ofrece.  


The Works of Arminius
James Arminius

lunes, 26 de septiembre de 2011

"..respecto a la provisión de salvación"


La redención, la oferta de expiación o precio de la muerte de Cristo, es universal en su suficiencia, pero particular en su eficacia (1 Timoteo 4:10), suficiente para la redención de todo el mundo y para la expiación de todo pecado, pero su eficacia no pertenece a todos universalmente, ya que la eficacia consiste en la aplicación por fe del sacramento de la regeneración, como Agustín y Prospero han dicho.

La frase acerca de lo ilimitado de la redención posee bastante ambigüedad: puede significar al mismo tiempo que: “el precio de la muerte de Cristo fue dado por todos y cada uno”, o que “la redención que fue obtenida por aquel precio, es aplicada y comunicada a todo y cada uno de los hombres”. Desapruebo totalmente esta última sentencia, ya que Dios, mediante un decreto perentorio resolvió que solo los creyentes fueran hechos participes de esta redención. Por otro lado, que aquellos que rechazan la primera sentencia, consideren como pueden responder a las escrituras que declaran que Cristo murió por todos los hombres (2 Corintios 5:14) que quita el pecado del mundo (Juan 1:29) que se entregó a si mismo para vida del mundo (Juan 6:51) y que los falsos maestros hacen mercadería de aquellos que niegan al Señor que aun así, los compró, y los llevan a la destrucción (2 Pedro 2:1-3). Aquel que habla de acuerdo a esto habla con las escrituras; mientras aquel que rechaza dicha fraseología es un hombre arriesgado, uno que se sienta en juicio por sobre las escrituras y que no es un intérprete de ellas. Pero aquel que explica dichos pasajes de acuerdo con el cuerpo de fe, realiza la labor de un buen intérprete y predicador en la iglesia de Dios.


The Works of Arminius
James Arminius

viernes, 23 de septiembre de 2011

"..respecto a la elección soberana"


No es un asunto que deba prestarse para dudas, el hecho de que Dios haya elegido a algunos para salvación, y no elegido o pasado de largo a otros, ya que, creo, esto es una certeza presente en forma clara a través de las escrituras; pero pongo un énfasis especial en los sujetos que son elegidos y no elegidos.

La palabra elección debe ser definida para quitar ambigüedad. Actualmente puede hacer referencia, por una parte, al “acto por medio del cual Dios determina justificar a los creyentes, mientras que aquellos que son incrédulos y buscan justicia por medio de las obras son rechazados de toda justicia y salvación”. Por otra parte, para algunos significa “el acto por medio del cual Dios determina salvar ciertas personas en particular, e implantar fe en ellos para producir su salvación, rechazándose a otro numero particular de personas, solamente bajo la base de ser individuos particulares” La elección es vista de esta última manera por aquellos que me acusan, y yo la considero de la primera forma descrita, de acuerdo a Romanos 9:11 (no de acuerdo al que obra si no del que llama)

Existe un Decreto de Dios por medio del cual determina justificar a los creyentes; y que, por el hecho de que excluye a los incrédulos de toda justicia y salvación, es apropiadamente llamado “el decreto de acuerdo a la elección” o “ejerciendo elección” por ser algo que no incluye a todos los hombres en su alcance. 

Elección es el decreto de la voluntad de Dios en Cristo, mediante el cual Dios decide por sí mismo en la eternidad, justificar, adoptar y otorgar vida eterna, para alabanza de su propia gloria, a creyentes, a quienes Él mismo decidió otorgar fe. 

Este decreto lo considero como el fundamento del cristianismo, de la salvación del hombre y de la certeza de su salvación; y es este decreto el que el apóstol trata en los capítulos 9-11 de su epístola a los Romanos, y en el primer capitulo de la epístola a los Efesios. 


The Works of Arminius
James Arminius


jueves, 22 de septiembre de 2011

"..respecto a la depravación del hombre"



En su estado natural, el libre albedrío del hombre hacia las cosas de Dios, no solo está entorpecido, dañado, injuriado, torcido y debilitado; si no al mismo tiempo aprisionado, destruido y perdido. Y sus poderes no solo se encuentran debilitados y son inútiles, si no que no tiene poder alguno a no ser que sea despertado y asistido por la gracia divina. La mente del hombre en este estado se encuentra en oscuridad, destituida de conocimiento salvífico de Dios, y de acuerdo con el apóstol, incapaz de actuar de acuerdo a las cosas que pertenecen al Espíritu de Dios. A esta oscuridad mental le sigue la perversidad de los afectos del corazón, de acuerdo a los cuales odia y tiene aversión por todo aquello que es realmente bueno y agradable a Dios; pero ama y persigue lo que es malo. Correspondiéndose a esta oscuridad mental y perversidad del corazón, se muestra la debilidad de todo poder para realizar algo que sea realmente bueno, y de evitar perpetrar lo que es malo, de un modo correcto y por un fin y una causa correcta.

Para esto que se considere toda la vida del hombre colocada bajo pecado y se agregue a esto que las escrituras nos exhiben lo mismo por medio de las descripciones mas iluminadoras; y será evidente que nada puede decirse en forma más verdadera concerniente al hombre en su estado, que se encuentra muerto en pecado (Romanos 3:10-19) 


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James Arminius