No es un asunto que deba prestarse para dudas, el hecho de que Dios haya elegido a algunos para salvación, y no elegido o pasado de largo a otros, ya que, creo, esto es una certeza presente en forma clara a través de las escrituras; pero pongo un énfasis especial en los sujetos que son elegidos y no elegidos.
La palabra elección debe ser definida para quitar ambigüedad. Actualmente puede hacer referencia, por una parte, al “acto por medio del cual Dios determina justificar a los creyentes, mientras que aquellos que son incrédulos y buscan justicia por medio de las obras son rechazados de toda justicia y salvación”. Por otra parte, para algunos significa “el acto por medio del cual Dios determina salvar ciertas personas en particular, e implantar fe en ellos para producir su salvación, rechazándose a otro numero particular de personas, solamente bajo la base de ser individuos particulares” La elección es vista de esta última manera por aquellos que me acusan, y yo la considero de la primera forma descrita, de acuerdo a Romanos 9:11 (no de acuerdo al que obra si no del que llama)
Existe un Decreto de Dios por medio del cual determina justificar a los creyentes; y que, por el hecho de que excluye a los incrédulos de toda justicia y salvación, es apropiadamente llamado “el decreto de acuerdo a la elección” o “ejerciendo elección” por ser algo que no incluye a todos los hombres en su alcance.
Elección es el decreto de la voluntad de Dios en Cristo, mediante el cual Dios decide por sí mismo en la eternidad, justificar, adoptar y otorgar vida eterna, para alabanza de su propia gloria, a creyentes, a quienes Él mismo decidió otorgar fe.
Este decreto lo considero como el fundamento del cristianismo, de la salvación del hombre y de la certeza de su salvación; y es este decreto el que el apóstol trata en los capítulos 9-11 de su epístola a los Romanos, y en el primer capitulo de la epístola a los Efesios.
The Works of Arminius
James Arminius
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